De la cerca se ve una cabaña y ocho baños portables donde viven alrededor de sesenta jornaleros y sus hijos en condiciones extremas. El patron tiene una guardia presente a todas horas para asegurar que nadie salga y que nadie pase a ver lo que sucede adentro. Les forzan a comprar dentro de los terrenos en tiendas que nos recuerdan a las tiendas de raya de Porfirio Diaz. A los diez años los niños empezan trabajar en estos campos, no tienen oportunidad inscribirse a la escuela y a los chiquillos les dejan descuidados en la cabaña mientras sus papas trabajan. La gente aquí sufre de enfermedades sin acceso medico. Una compañera dijo que han visto un 30% de los niños trabajadores con las manitas quimadas por los toxicos que ocupan en el trabajo. El patron solo paga para el seguro social de dos trabajadores por dia.
En marzo de este año, cuarenta jornaleros huyeron de los campos pidiendo la ayuda de las comunidades de alrededor. Sin embargo, ni la prensa local ni el gobernador Samuel Rodrigez Sanchez dicen nada sobre la situacion, aunque el Grupo Libre Ciudadano ha denunciado estos hechos varias veces.
Los compas de la otra Guaymas han realizado acciones directas contra la empresa, recibieron a los jornaleros que escaparon en Marzo y llegan a los campos con ropa y otros apoyos.