Estaba esperando un taxi con mi hermano y en eso llegaron unas patrullas y nos acorralaron, nos tiraron al suelo y después separaron a las mujeres, nos subieron en las patrullas y nos iban insultando con puras palabras groseras, “Pendejas donde están, estuvieran en casa o bailando con nosotros.” Nos llevaron a otros lugares pero siempre estábamos agachados, reconocí que era cerca del aeropuerto y hasta llegar a Miahuatlán en el CERESO, llegamos muy temprano, nos metieron a un cuarto donde tuvimos que entregar las cosas de valor y las mujeres pasamos a revisión de todo. Nos subieron a declarar pero yo no declare, por que no me dieron confianza y no estaba el defensor y le dije que declaraba hasta que me pudiera comunicar con mi familia. Era una persona que escribía, nada más, o sea un secretario.
En Miahuatlán compre una tarjeta y me comunique con mi familia, y al salir ese día 26 domingo en la tarde logre ver a mi esposo. Donde nos trajeron a Nayarit, donde nos trataron muy mal, nos desvestían y nos revisaban, nos jalaban del cabello. Hasta el viernes primero de diciembre me vino a visitar mi esposo y mi padre. Se que se han preocupado por mi y que mis hijos están bien. He comido poco hasta ya baje de peso y he dormido demasiado por que no podemos hacer otra cosa que dormir. Pues me siento triste por que mi vida ha cambiado, no he visto a mis hijos casi, no nos habíamos separado pero algo se aprende.
Pues la vida camina más rápido pero se que algún día los veré. Pues que estoy bien y que pronto estaré con ellos en la casa con la familia, en la colonia apoyando para un bien, en la escuela trabajando y jugando con mis niños. Me acusan de asociación delictuosa, destrucción de bienes de hoteles y moteles, quema de carros etc. No he hablado con otra persona, nada más mi esposo y tengo la esperanza de poder salir por que no tengo nada que ver con lo que nos menciona. Quiero decirles que al llegar a un lugar como esto, es feo, tenemos que acatar ordenes y todo es estricto y que traten de no llegar a un lugar.”